viernes, 1 de abril de 2011

La Materia muerta

Cuando pensé en morir,
creí que mi cuerpo se iba a quedar tieso, inmóvil.
Que el viento se iba a silenciar y que el agua se iba a calmar.
Que ser alimento para gusanos no era tan malo, que lo peor era que me olvidaran en la banqueta, viendo las pisadas de la gente que murmura al mismo tiempo que pisaba mis plumas.
Pero cuando pasaste, me levantaste e hiciste que mi cuerpo sintiera vida. Que no iba a ser abono para la tierra porque me habías despertado de mi sueño y me movías como si tuviera vida propia.
Tú, que me llevaste por caminos distantes, que me subiste, que me bajaste. Tú, que hiciste que mi corazón casi latiera y que casi bombeara sangre a mis venas. Tú, que luego me dejaste sobre la arena, metido en un cofre de madera. No pudiste darte cuenta, de que solo revivía, que revivía solo para ti.

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